La visión limpia y vitalista de Evaristo Guerra se despliega a través de cuatro de las salas del Museo del Grabado mediante el grabado, la pintura, los dibujos y las serigrafías, mostrándose además las pruebas sucesivas de color de estas últimas; en una exposición donde su visión del paisaje logra -en palabras de José Camón Aznar- “la difícil armonía del floral brote impetuoso y del orden casi geométrico”La visión limpia y vitalista de Evaristo Guerra se despliega a través de cuatro de las salas del Museo del Grabado mediante el grabado, la pintura, los dibujos y las serigrafías, mostrándose además las pruebas sucesivas de color de estas últimas; en una exposición donde su visión del paisaje logra -en palabras de José Camón Aznar- “la difícil armonía del floral brote impetuoso y del orden casi geométrico”