Estrenado el año pasado en el Festival de Teatro de Palma del Río, este monólogo busca conocer y entender el patrimonio flamenco del cante a través de la puesta en escena de “Romance de los cuatrocientos”, interpretado en su día por José el Negro. La historia de un legado cuyos protagonistas son el pasado hecho presente, el patrimonio.
Como en la Arquitectura encontramos los fuertes pilares de la Historia, de la Vida y del Ser Humano. Indagaciones en el Universo. En aquellos lugares que recogen vestigios de nuestros antepasados, ya sean yacimientos, necrópolis, antiguas civilizaciones. Así como la época de Augusto, el mundo funerario imperial, los sarcófagos paleocristianos, testimonios arqueológicos de la Hispania bizantina y visigoda, el mundo funerario de la época republicana. Aquí nos detenemos, en el Arte y, como pretexto, en el Flamenco, en el Cante.
La obra incursa en la indagación de los territorios de la nostalgia y de la memoria en torno al arte flamenco y algunos de los personajes que coronaron su grandeza. Cante, baile, un buen grupo de acompañamiento en una formación atípica para el clasicismo flamenco, con gran toque de guitarra y una interpretación cargada de sentidos, de humor, de capacidad comunicativa.