Desde hace unos años el consumo de alcohol en jóvenes ha centrado la atención de las instituciones que trabajan en la prevención de las adicciones y el consumo de drogas. La alarma social generada por los incidentes producidos por los jóvenes consumidores de alcohol los fines de semana, provocaron que los profesionales de la prevención se centraran en el desarrollo de programas de prevención específicos, que se dictaran leyes que limitaban el acceso al alcohol a los jóvenes, restricciones de los lugares de consumo, se crearon actividades alternativas de ocio juvenil, etc., a veces sin demasiado éxito. Quizá se impone una reflexión sobre el motivo por el cual muchos de nuestros jóvenes no son capaces de separar diversión y alcohol.
En contradicción con normas municipales y programas preventivos vemos como en estas fechas los medios de comunicación nos saturan a todas horas con mensajes que invitan al consumo de alcohol, haciendo impensable que una celebración de cualquier tipo, ya sea con la familia, los amigos o los compañeros, pueda existir sin el consumo, muchas veces desmesurado, de alcohol desde el principio al final: Se empieza con vino se sigue con cava y se acaba con chupitos y copas varias en comidas y cenas que se multiplican en estos días. La tradición y el ambiente reinante parecen justificar lo que en otras fechas quizá algunos ni se plantearían, como coger el coche después de beber en exceso o disculpar que lo haga el amigo, como si algo nos protegiese o nos hiciese invulnerables en esos días.
Por otra parte debemos tener en cuenta que niños y adolescentes no viven en mundos aislados, nos están observando y aprendiendo, pudiendo convertirse estas fiestas en una estupenda oportunidad para enviarles, con nuestro comportamiento, el mensaje de que, sin ignorar la tradición de nuestra cultura mediterránea y occidental y lejos de pretender una abstención total, es posible un consumo moderado y responsable, y que el grado de diversión, felicidad y nivel de seducción, no va unido a la cantidad de alcohol consumido, que este es solo un elemento más de la celebración, con sus cualidades positivas y negativas, dependiendo de cada individuo, su forma y momento de consumo y su características personales. Deberíamos saber trasmitir a nuestros jóvenes que la forma en que decidan consumir alcohol, si lo deciden, debe constituir un ejercicio de responsabilidad personal, para que este consumo no tenga consecuencias negativas.
Marbella Solidaria tiene una dilatada trayectoria de trabajo en el ámbito de la prevención y el tratamiento de las adicciones y su programa de prevención que, especialmente con jóvenes, va dirigido en esta línea de fomentar un cambio de actitud positivo ante la forma en que consumen alcohol y disfrutan su tiempo libre, el fomento de valores como la salud, la responsabilidad y la autoestima.
Cualquier persona interesada en los programas de prevención y/o tratamiento del Programa Municipal de Adicciones puede ponerse en contacto con los teléfonos: 952 79 96 37 y 952 78 66 53.