El Casco Antiguo de Marbella conserva las huellas de un proceso histórico tan interesante como dilatado en el tiempo.
Aunque no faltan datos para suponer la existencia de un asentamiento anterior, sus orígenes podrían remontarse a los primeros siglos de la dominación romana. Para estos momentos, existen abundantes indicios, siendo los más recurrentes la presencia de varios capiteles en la construcción de una de las torres de la alcazaba medieval en la línea de la calle Trinidad.
Al margen de esta cuestión, se puede afirmar que el actual Casco Histórico es consecuencia del establecimiento y evolución de un asentamiento musulmán, hecho en el que convergen restos arquitectónicos, vestigios arqueológicos y testimonios de cronistas y viajeros desde el siglo XII en adelante. El origen de este asentamiento, según algunas teorías, se remontaría a mediados del siglo X.
Se trataba de una población encerrada por un cinturón de murallas, cuyo perímetro describe un polígono tendente al óvalo. Partiendo de la alcazaba y siguiendo el sentido de las agujas del reloj, el trazado de dicho perímetro se aproximaría al circuito que describen las actuales calles Arte, Muro, Alameda, Fortaleza, Huerta Chica, Isaac Peral y Solano.
Con el tiempo las murallas y las torres (en número de veinte) perdieron su función y desaparecieron absorbidas por las construcciones actuales; puntualmente, algunos retazos de dejan ver integrados en el paisaje urbano actual o sobresaliendo por encima de los tejados de las casas de la calle Isaac Peral. Por lo demás, su presencia ha dejado una impronta importante en el mapa urbano, así como en el nombre de algunas calles.
El acceso a la medina se efectuaba por tres puertas o cuatro, según algunos testimonios. De ellas conocemos las que estaban dispuestas en los flancos norte (Puerta de Ronda), sur (Puerta de la Mar) y este (Puerta de Málaga). La impronta de estos accesos en el callejero ha quedado patente en las actuales Plaza del Puente de Ronda, Calle Enrique del Castillo y Calle Mendoza, respectivamente.
A pesar de la escasa información disponible, parece que el espacio urbano se organiza en una serie de barrios y que existieron (y subsisten hoy) algunas vías principales dispuestas para facilitar la conexión entre las diferentes puertas.
En este esquema, la mezquita principal viene a ser una referencia urbanística esencial. Su localización vendría a coincidir con la de la Iglesia de la Encarnación, aunque su orientación debió de ser diferente. En este lugar se administraría la justicia, labor que quedaría a cargo de un cadí.
Un papel esencial en la vida y en la economía de la ciudad debió de jugar el viario que conectaba la Puerta de la Mar, la mezquita principal y la alcazaba; es decir, el lugar por donde accedían las personas y productos que desembarcaban en el litoral marbellí, el centro espiritual de la ciudad y el lugar desde el que se ejercía el poder. Esta circunstancia habría dado lugar a la concentración de la actividad comercial en un sector que vendría a coincidir con las actuales calles San Juan de Dios, Gloria, Misericordia y Carmen, cuyo carácter comercial se ha mantenido a través de los siglos.
En este sector se ubicarían algunos edificios destacados, entre ellos un mesón, unos baños y, posiblemente, una alhóndiga.
Un elemento prominente dentro de la medina era la alcazaba (Castillo de Marbella o Castillo de la Madera), desde la que se ejercía el control político y administrativo. Hoy, sus muros llaman la atención poderosamente en la línea de las actuales calles Trinidad, Salinas - Arte y Portada y su acceso original, dispuesto en recodo, se puede intuir en la actual calle Carmen.
La alcazaba constaba de dos recintos. El bajo se extendía entre las calles Trinidad y el acceso desde calle Arte y pudo estar destinado a alojar una guarnición militar. El alto se extiende al norte del primero, hasta la calle Portada; debió de ser residencia del caid y lugar desde el que se ejercía la administración.
En 1485, la conquista de la ciudad por el ejército de los Reyes Católicos marca el inicio de un periodo de transformaciones en su fisonomía y estructura urbana que va a desembocar en la Marbella que conocemos hoy día.
Entre los principales hitos que marcan esta nueva etapa cabría destacar la construcción de la actual Plaza de los Naranjos.
El origen urbano de este espacio podría remontarse a la Edad Media, funcionando como plaza del mercado. En los primeros años de la conquista se convierte en plaza mayor por la construcción de la casa consistorial. Su forma definitiva resulta de una ampliación en el siglo XVI que debió alterar de forma sustancial el entramado urbano existente hasta entonces.
El nuevo espacio se convierte en centro de poder político y económico, lo que justifica la presencia de edificios como el consistorio, la cárcel y la alhóndiga.
Otras reformas tienen que ver con la construcción de la Iglesia de la Encarnación durante el siglo XVI, en el solar de la antigua mezquita aljama, consagrada por los cristianos tras la conquista. El edificio definitivo, construido sobre los restos del anterior, data de mediados del siglo XVIII y por su envergadura, muy superior a la del resto del caserío, ha sido el principal referente urbano de Marbella hasta la actualidad.
Otras zonas de culto para los musulmanes fueron posteriormente sacralizadas por los repobladores cristianos; es el caso de la Ermita de Santiago, cuya orientación opuesta al urbanismo de la Plaza de los Naranjos es una evidente reminiscencia anterior.
Al mismo tiempo, las donaciones a determinadas órdenes religiosas, suponen la transformación en convento de zonas más o menos amplias de la ciudad medieval. Es el caso del Convento de los Trinitarios Calzados que abarca la parcela delimitada por las Plaza de la Iglesia y las calles Trinidad, Viento y Salinas.
El edificio conventual, construido en el siglo XVI, se halla en la actualidad muy mermado con respecto a sus dimensiones originales, conservándose únicamente uno de los claustros y la Capilla de Santa Catalina, en la confluencia de las calles Salinas y Viento.
Para estos momentos, otra donación de los Reyes Católicos culmina con la creación del Hospital Real de la Misericordia, posteriormente Hospital de San Juan (el hospitalillo) para acoger a personas necesitadas. El edificio original se halla en la actualidad muy reformado, presentándose muy enmascaradas sus partes originales; en su estructura destaca la capilla de San Juan de Dios, construida en la primera mitad del siglo XVI.
Otro edificio destacado es el denominado Hospital Bazán, actual sede del Museo del Grabado Español Contemporáneo, construido a caballo entre los siglos XVI y XVII, por iniciativa de D. Alonso de Bazán, alcaide del castillo y regidor perpetuo de la ciudad y para acoger y asistir a personas menesterosas oriundas de Marbella.
Al igual que el Hospital de San Juan, el edificio ha sido muy reformado, aunque se reconocen perfectamente parte de su estructura interna, la capilla y una magnífica torre-mirador de estilo mudéjar.