Situado en el lado norte de la Plaza de los Naranjos, el Ayuntamiento, tal y como se conoce hoy, es una ampliación del edificio primitivo, que se llevó a cabo sobre el solar de la antigua carcel, derribada en 1971.
Durante los primeros años de la Reconquista, la principal preocupación fue la de reforzar el dispositivo de seguridad del que disponía la ciudad (reformar el castillo, aumentado la dotación de soldados y la muralla que rodeaba la ciudad) por el peligro que aún suponía la sublevación de moriscos.
Es la razón por la cual, hasta casi un siglo después de tomada la ciudad, no se edificará la Casa Consistorial.
La obra original se finalizó en 1572, bajo el mandato del Corregidor Don Juan Osorio. Más tarde, en 1779, fue objeto de otra reforma en la que se amplió con la costrucción de una nueva ala al este, en cuyo frontal se colocó un reloj de sol que perdura hoy.
Se construye en dos plantas. En la superior se encontraba la Sala Capitular (actual Salón de Comisiones) y en la planta baja la Sala de Justicia.
La estructura del edificio se amplía a través del tiempo, al ir agregándole dos cuerpos de edificios: la primera ampliación tiene lugar durante el s. XVII y la segunda en el s. XVIII. La primera de estas modificaciones la observamos en la parte de la fachada que contiene un balcón forjado en hierro de 1632 y la segunda ampliación es de 1779, como así atestigua la placa conmemorativa en la fachada, que localizamos junto a la oficina de turismo.
Destacan su fachada, y en ella su balcón de hierro forjado, así como la gran riqueza de la decoración interior, con el valioso artesanado de estilo mudéjar del magnífico techo de su salón capitular.
